miércoles, 18 de enero de 2012

¿DESESPERANZA O ESPERANZA?

Casi todas las mañanas, sobre las siete, salgo a caminar oyendo la radio y contemplando lo que veo a mi alrededor.

Reconozco que es una hora temprana. 


Pero me encanta.

La ciudad que, antes de salir de casa, me parece dormida, cuando salgo la encuentro despierta, con legañas y desperezándose todavía, pero despierta.


No hay muchos coches, ni mucha gente. Pero ya comienza el movimiento.

Los domingos y días de fiesta es otra cosa. Hay silencio, tranquilidad, paz. Con frecuencia, esos días, me cruzo con jóvenes que aún están en el ayer. Tienen que dormir para que se les haga el hoy.

Aprecio mucho esa diferencia entre los días de trabajo y los no laborables ya que, de esta manera, en mi vida de jubilada no hay monotonía. No quiero que todos los días sean iguales.

Es un placer para mí disfrutar de los días libres, como cuando trabajaba. Esos días sé que los niños están felices en casa durmiendo un poco más y que, cuando se levanten, sus padres estarán con ellos y podrán desayunar juntos y jugar y pasear.

¿Se dan cuenta de cómo me lío? 

Porque yo decía lo de caminar por otra cosa.


Voy


En estas caminatas mías paso por varios colegios. Y hoy, al pasar muy cerca de uno, vi un papel en el suelo que me llamó la atención. Normalmente no cojo cosas del suelo (bueno, dinero sí, lo confieso) pero es que este papel tenía un dibujo y me dio por pensar que si algún niño/niña habría perdido un trabajo de clase. 

Así que lo cogí y lo miré.
                    
Y VI ESTO



En un primer momento no le di importancia y pensé en alguien aburrido que había, distraidamente, pintado varios árboles.


Me paré un poco más y comencé a analizarlo.

Vi lo que ustedes también pueden ver. 

Un número, 2011 y cuatro viñetas. 

En la primera luce el sol y  dos árboles permanecen firmes y unidos. 


En la segunda ya no hay sol pero comienza el viento. Los dos árboles se agitan. 


En la tercera, ¡ay!, se rompe uno de ellos. 


Y en la cuarta, vuelve a brillar el sol pero hay un solo árbol. 


El otro ha muerto.

¿Se pueden creer que me entró una gran tristeza y como una desesperanza? 

Pues sí. 

Y con él en la mano me senté pensativa.

En eso estaba cuando observé una flechita abajo a la derecha.

Le di la vuelta. 

¿Y?

Otro número, 2012. 


Otra vez el sol.


El árbol que sobrevivió y el muerto ¡brotando


Las raíces del uno habían dado vida al otro.

Ahora sí que sentí alegría. 


Volvía la vida. 

El/la que hizo el dibujo había sabido encontrar una ventana en la oscuridad.

Les puede parecer fantasías mías pero les aseguro que es la verdad. Y que lo de "encontrar una ventana en la oscuridad" lo oí en la radio unos momentos después, cuando seguí mi camino con el dibujo en la mano. 

Y es que nada ocurre por casualidad.



Aunque si les sigo siendo sincera me preocupó el que el papel estuviera en el suelo porque ¿lo tiró con desesperanza? o, simplemente, se le cayó.

Me quedo con lo último: se le cayó para que yo lo encontrara y tuviese hoy un motivo de reflexión.

Y es que TODO OCURRE POR ALGO.
                                               

1 comentario:

  1. Muy bonito suceso. Todo lo que ocurre tiene un sentido... gracias por compartirlo. La vida sigue.

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