jueves, 17 de julio de 2014

ALAS Y RAÍCES

Hoy tengo ganas de pensar. Un poquito nada más.

Toda la vida estamos luchando por las alas y por las raíces. Aquellas por tenerlas y volar, y éstas por cortarlas y enraizarlas en otro sitio.

Nacemos sin alas y sin raíces pero aferrados a nuestros padres que nos las van a proporcionar
.
Van creciendo primero las raíces unidas a las de quienes nos dieron la vida. Las alas tardan más, bastante más y aprovechamos las de nuestros mayores para volar con ellos.

A medida que crecemos nuestras raíces se van independizando, separando, desgajando y tomando vida propia. Aunque hoy en día hay raíces que tardan en separarse y, como ya hay alas, el problema es querer volar libremente sin tener raíces propias. Difícil, muy difícil. Problemas.

En otras ocasiones hay progenitores que se resisten a que las raíces de sus retoños se desprendan ni que las alas se muevan solas. Quieren controlar. Problemas.

La naturaleza lo que nos dice es que cuando crecen las alas hay que dejar volar aunque se tropiecen. Tienen que ir aprendiendo. Irán y volverán. Se harán fuertes. Enraizarán en otra tierra. Se entremezclarán, o no, con otra raíz. Empezará otro ciclo.

Desde la distancia las alas y raíces viejas verán volar a sus vástagos. Unas veces volando bien. Otras dando bandazos. Pero, a no ser que lo pidan, no podrán intervenir. Solamente presentes en una callada atención.  Ya tienen alas y raíces propias.

Ahora le toca a las nuevas alas velar por las viejas a las que, cada vez más, les cuesta remontar, no solo porque tienen unas alas muy gastadas por el uso, sino también porque con el tiempo las raíces se van hundiendo más y más en la tierra hasta que un día se funden con ella.

Es bueno no perder de vista de donde provienen las alas y las raíces. Es, nos guste o no, nuestro signo de identidad.


Se me ocurren muchísimas reflexiones sobre este asunto, como por ejemplo, alas nuevas y raíces nuevas que chocan unas contra otras; alas y raíces que quieren intervenir, opinar, criticar de otras alas y raíces que no les incumben… 

Pero eso ya me cansaría mucho. Ya mis alas están pesadas, mis raíces muy hundidas y tengo que dejar paso a los que van más deprisa. 

Yo ya no la tengo.