viernes, 12 de enero de 2018

¡Qué bien viven los ricos!

Sí, ya sé que los ricos también lloran, pero imagino que sus lágrimas en una casa confortable, con servicio, con buena música, con piscina, con... y con dinero para pañuelos, serán más llevaderas que cuando se carece de todas estas cosas. 

Pero hoy yo quiero solamente expresar mi admiración por lo bien que viven cuando no lloran. Nada más que eso. No es el momento para entrar en una comparación entre ricos y pobres, ni sobre las injusticias de la vida, ni nada de eso. Primero porque no estoy segura de hacer una buena defensa de unos o de otros y, segundo y más importante, porque en estos momentos estoy disfrutando de ser rica sin serlo del todo. 

Ahora que me he metido en este berenjenal voy a tener difícil salir airosa, pero tengo que intentarlo. Digo que no soy rica del todo porque lo soy por partes. Tengo una familia que me quiere, amigos, una casa donde cobijarme, un monedero con dinero suficiente para comer y vestirme. Y todo eso me lleva a considerarme rica, muy rica. Pero los ricos que yo digo, además de tener todo eso como yo, tienen también un monedero, pero un monedero que no necesitan mirar porque siempre está lleno. 

Sigo en el berenjenal. Ya sé también que el dinero no da la felicidad. Que con dinero no se puede comprar muchas cosas, como el amor, el cariño, la paz interior... pero no me negarán que ayuda mucho el no tener que pensar en qué comeremos mañana, ¿tendremos gasolina para llegar a fin de mes?, ¿podremos ir a ver esa película que estrenaron ayer o tendremos que esperar a que la pongan en la tele? Y así. Me sospecho que las preguntas que se hacen los ricos serán por el estilo pero formuladas de otra manera. ¿Comeremos mañana en casa o iremos a ese restaurante que le acaban de dar la segunda estrella Michelín? También podríamos coger un vuelo e irnos a París que han abierto un restaurante que me han dicho que está muy bien. Voy a decir que nos consigan las entradas para la ópera. Y así. 

La verdad es que no sé porque me empeño en seguir en el berenjenal cuando lo único que quería expresar es lo bien que he estado estos tres días disfrutando de un regalo que me hicieron por mi cumpleaños. Una estancia de tres días en un hotel del sur. Aquí no han estado ni Puigdemont, ni Rajoy, ni... dando la vara. Hemos estado tranquilos porque tampoco nos hemos traído ni a Juana ni a la hermana.