miércoles, 28 de agosto de 2013

LA O.N.C.E.

No soy yo muy aficionada a comprar loterias pero, el "cuponcito", como decía Carmen Sevilla, sí que lo he comprado desde joven. No es que lo compre todos los días pero a veces lo hago Compro para mí, y también para regalarle a alguien cuando hay un premio importante.

Y lo hago porque siempre me ha parecido una buena organización, que hace una labor importante aunque creo recordar que alguna vez hubo algo un poco extraño. Pero pienso que es normal donde tantas personas trabajan que haya algún percance. Eso sí, que las cosas se aclaren y vuelva a resplandecer la honestidad.

Hablo de todo esto para contar lo que me ha ocurrido estos días. 

Iba tranquilamente por la calle cuando se me presentó un puesto de esos de la ONCE. No me pregunten por qué pero me paré cerca de él. Dentro había una mujer que asomó su cabeza y me dijo ¿quiere algo? Lo de asomar la cabeza es un decir porque la ventanita se lo impedía pero sí que oí su voz. Me quedé extrañada de que se dirigiera a mí y, sobre todo, de que me viera.

Total, que dije, bueno, tengo tres cupones que no he visto. Los saqué y se los dí. Cogió su maquinita, los miró y dijo: no tiene premio ¿los rompo? Y otra vez les digo a ustedes: no me pregunten por qué, pero le dije que no. Y me los llevé. Ella salió de la garita, la cerró y me adelantó y desapareció de mi vida. Eso creía.

La verdad es que desde que tengo ordenador siempre me ha gustado comprobar mis cupones. Me gusta más hacerlo yo y no dárselos a nadie. Creo que es porque si me sale premiado no me gustaría saltar en público como veo que hacen los del 22 de Diciembre. Además es que no puedo saltar mucho ni de alegría ni de pena. Mis rodillas se niegan a darme ese placer. Allá ellas.

Total que, como a los dos días, estando en casa, en el ordenador, me acordé de los cuponcitos de marras. Abro la página de la ONCE y los compruebo. ¡Oh!, ¡ah! ¡tengo un premio! quiero saltar pero no puedo, ya saben, las rodillas. Y tampoco es para tanto ¡seis euros!

Me acuerdo de la mujer que me dijo que no tenía premio, que si los rompía... vamos que me empiezo a mosquear. Pero ya no me acordaba exactamente dónde había sido, así que decido ir a cobrar mi premio.

¡Señora, este cupón ya está pagado! ¡Oh!, ¡ah! ¿cómo que ya está pagado si lo tengo yo en la mano? Pues alguien lo pasó por la máquina y ya lo cobró. Ojos como platos, asombro... y entonces le digo: le voy a contar lo que me pasó. Y se lo conté. Ya ustedes lo saben así que no lo repito. Entonces me dice: Vaya a la oficina de la ONCEy como usted tiene el cupón se lo tienen que pagar.

Y eso es lo que hice esta mañana. Fuí allí, conté mi historia a una señorita muy amable y me dijo que había que hacer un expediente, mandarlo a Madrid y que ya me dirían. Que la máquina que lo cobró ya estaba localizada y que se investigaría. Me dieron un papel sellado y firmado en el que se dice que yo entregué ese cupón con ese número. Y que me avisarán.

Estoy segura de que la honestidad volverá a resplandecer y yo seguiré confiando en la ONCE.

martes, 27 de agosto de 2013

A MIS FANS

Me piden "mis fans" que escriba en el blog, que no deje pasar tanto tiempo, que quieren que les alegre el día. Y ese es el problema que tengo.

El título de mi blog ya saben que es "Hoy es un día cualquiera voy a ver si lo mejoro" Claro, con ese título no voy a poner cosas negativas. No tendría mucho sentido. Pero es que llevo un 2013 que no está precisamente para tirar cohetes.

No quiero contar mis males de manera minuciosa pero les diré: 

- Me corté la yema del dedo con un aparatito alemán que, vete tú a saber, si fue invención de los nazis. Por cierto que la yema dichosa, para horror de mi hija, está todavía en el congelador. Fue lo primero que se me ocurrió. Seguramente lo vi en alguna película. Y ahora no sé qué hacer con ella ¿enterrarla en una maceta? ¿ponerla en un cocido? Saben que soy vegetariana pero como es mi carne puede que sea bueno para regenerar el dedo. ¿Y si me regenera las caderas? ¡Ya tengo más que de sobra! Así que lo dejaré ahí hasta que encuentre la mejor solución. Lo malo es que no tiene etiqueta que indique lo que es. Mejor no los invito a comer.

- Durante dos meses he tenido una lumbociática. Así que coja y con el dedo tieso. Estaba para una película de  Hitchcock, de esas de terror, que muchas veces pienso yo el mérito que tienen los que hacen el casting para encontrar unos tipos tan apropiados. No me presenté porque tenía las clases de inglés que si no...

- Me he caído ¡tres veces! en la calle. ¡Tres veces!
La última ya no dije nada porque me daba vergüenza.

En la primera hasta me llevaron en ambulancia. Y es que no me dejaron tiempo para reponerme. Casualmente había un guardia jovencito por allí. Yo creo que era su primer día y ya quería una medalla. Como el golpe fue contra el bordillo de la acera, en el pecho, como que se me cortó la respiración y no podía casi ni hablar, no podía decirle que esperara un poquito que cuando ya tenemos una edad necesitamos reponernos despacito.

La segunda metí los pies donde no debía. ¡había un aro de alambre en el suelo! yo corrí para coger el semáforo en verde y ¡zas! metí un pie, o los dos. Ni idea. Lo que sé es que otra vez estaba el bordillo de la acera ahí esperándome. Esta vez prefirió mi codo. ¡siete puntos! No es mucho si no fuera porque se me infectó la herida y tuve que ir todos los días a curarme. Me hice amiga de las enfermeras, de las que atienden el teléfono, del médico. Ya me veían entrar y los saludos se oían por todo el recinto. 
Es que se me ocurrió decirles que como no tenía posibles para irme de viaje este verano, había decidido pasar mis vacaciones allí. Y estaban felices de verme porque ¡qué cosas! en agosto la gente no se enferma. Estaba casi siempre muy vacío. Y estaban aburridas y yo era como el entretenimiento. Hasta el médico que al principio era tan serio acabó bromeando y riéndose. Sobre todo cuando vió que al rozar a la enfermera le di corriente y ella dió un salto. Él se asombró y le dije que eso me pasaba algunas veces con la gente, que les daba corriente (calambre, para entendernos = estremecimiento producido por una descarga eléctrica de baja intensidad.) A partir de ahí cada vez que entraba me tocaba para ver si ¿le daba corriente? Ja,ja,ja, es broma.

Y de la tercera caída no hablo porque como no se lo he dicho a nadie...

Yo digo que estoy aojada (vamos, que alguien me hizo mal de ojo) porque para mí eso es más de autoestima que decir que estoy mayor.

Creo que a partir de ahora voy a contar cosas más alegres aunque será difícil, pero lo intentaré. Me inventaré algo y dejaré la realidad para tiempos mejores.

martes, 6 de agosto de 2013

AQUI Y AHORA. EN ESTE MOMENTO.

Hoy es lunes 5 de Agosto de 2013. Son las 19:24 y estoy sentada en un banco de la Avenida de las Asuncionistas con mi IPad. Pasan los coches por detrás y por delante, hay ruido y contaminación. Cerca de mi hay un señor mayor algo deteriorado. Delante, otro más. Este último tiene mejor aspecto en cuanto a vestimenta pero tiene problemas de movilidad y hace ejercicio en uno de esos aparatos que ha colocado el Ayuntamiento. Bueno, mejor, intenta hacer ejercicio porque está más tiempo parado, mirando a los que pasan, que en movimiento. Pasa gente de todas las edades, sobre todo mayorcitas, caminando, cogiendo fresco,  paseando el perro...

¿Y yo qué hago aquí ?

Cojo fresco, disfruto con mi iPad y estoy muy bien porque acabo de venir de curarme el codo (me lo están curando desde el 16 de Julio) y me acaban de decir que ya lo lleve destapado y que, posiblemente, mañana me den de alta.

En el centro donde me han atendido se han portado genial. Me he sentido muy bien acogida y tratada por buenos profesionales.

No hace falta mucho para sentirse bien, para estar en paz. 

Miremos a nuestro alrededor. Dejemos el ombligo en paz. No lo miremos tanto que siempre va a estar en el mismo sitio, mientras que lo que nos rodea es cambiante y nosotros puedemos ayudar a que ese cambio sea para mejor.

Sonríamos , escuchemos, no aconsejemos sí no nos lo piden. Simplemente escuchemos, atendamos, observemos. Seamos acogedores , amables, espontáneos.Seamos nosotros mismos.

Ya son las 19:50.

Me voy, pero espero volver. 


sábado, 3 de agosto de 2013

CÉSAR MANRIQUE


Ayer estuve en una exposición en el Espacio Cultural de Caja Canarias: CÉSAR MANRIQUE. LA CONCIENCIA DEL PAISAJE.

Comenzó el 5 de Abril y termina el 10 de Agosto. ¡Por los pelos! Estoy queriendo ir desde que vi el anuncio y cuando no es Juana es la hermana que se va pasando el tiempo y se te escapan las cosas.

Me gustó mucho la exposición. Sabía de César Manrique pero que duda cabe de que aprendí mucho ayer.

Lo que más me impresionó fue la gran preocupación que tuvo por el medio ambiente. Ese deseo suyo de compaginar el arte y la naturaleza. Hoy día sería una cosa bastante natural (no para políticos, especuladores y demás ganado), pero en la época que él vivió (1919-1992) era una rareza. Se adelantó en el tiempo. Vio un futuro de horror para las Islas, para su amada isla de Lanzarote. Se impuso, luchó, se movió y tuvo la suerte de dar con un político que supo escuchar.

Lanzarote no sería lo que es hoy si no hubiese intervenido César Manrique.

Otra cosa que me admiró de él es que pudiendo quedarse en Madrid, Barcelona, Nueva York y triunfar allí prefirió volver a su humilde terruño para potenciarlo, cuidarlo y sacarlo del atraso en el que estaba. Y, de paso, evitar las atrocidades paisajísticas que ya se empezaban a observar en algún que otro sitio.

No puedo aportar nada sobre César Manrique que no se haya dicho ya. Lo que haré será poner dos enlaces para que, si están interesados, lo conozcan mejor.