Hace ya dos años opté por
ser vegetariana.
¿Por qué?
Es una pregunta que me
hacen con frecuencia.
Y es una pregunta que me
hago yo misma muchas veces.
Y no es fácil de contestar
ya que ¿por qué una persona como yo que he sido fundamentalmente carnívora he
cambiado mis hábitos de la noche a la mañana?
Puede haber muchas
respuestas y suposiciones por parte de otros pero, lo que es por mí, hay, más
que respuestas, una meditación continuada buscando ese por qué a mi acción, aunque
no creo que lo haya de una forma categórica.
Por descontado y por
supuesto que está lo del respeto a los animales. Ya eso lo dice el DRAE sobre
vegetarianismo: Régimen alimenticio
basado principalmente en el consumo de productos vegetales, pero que admite el
uso de productos del animal vivo, como los huevos, la leche, etc.
Pero es más, mucho más que
eso porque, en una segunda acepción dice:
Doctrina y práctica de los vegetarianos.
¿Y ¿Qué es doctrina? Pues en
el mismo diccionario las dos primeras acepciones son:
1. f. Enseñanza que se da para instrucción de
alguien.
Y así podría seguir, una y
otra vez, apoyándome en el diccionario. Pero ya he llegado a lo que a mí me
hace pensar. El saber que es una enseñanza, que es una ciencia o sabiduría.
Eso es precisamente lo que
yo voy buscando, una enseñanza, una sabiduría.
En realidad creo que todos
vamos buscando eso y que cada uno elige su camino. Yo he elegido éste, el de
vegetarianismo.
Hoy por hoy creo que es un
camino correcto. El saber que estás intentando que se respete toda la vida que
hay a mí alrededor me da sensación de paz, de bienestar.
Cuando digo respetar la
vida a mí alrededor hablo con amplitud. No me refiero solo al respeto a los
animales, me refiero a todo lo que me rodea, a la naturaleza entera.
Uno de los pobres argumentos
que se tiene en contra de los vegetarianos es que comemos vegetales y que los
vegetales también sienten. Bien, puede que sea cierto porque reaccionan ante la
luz, la sequedad… pero creo que sobre eso hay mucho dicho y escrito y no estoy
preparada para rebatirlo. Lo que sí pienso es que por algo hay que empezar y yo
empecé por lo que empecé y no voy a criticar al que no ha empezado.
Intento, y quiero cada vez
con más intensidad, respetar todo lo que me rodea. Para eso mi actitud tiene
que ser de paz. Ser de paz no quiere decir ser permisiva. Permisiva no, pero
tampoco agresiva. Quiero exponer mis ideas con paz. Puedo decir que las
corridas de toros, por ejemplo, son una de las cosas crueles que hay, que me
avergüenzo de que en mi país sea una fiesta, que firmaría donde sea porque se
acabase con esa indignidad…pero todo dicho sin aspavientos, sin insultos, sin
llegar a las manos.
Hay que conseguir las
cosas paso a paso. Estoy convencida de que dentro de muchos años (demasiados)
la gente se asombrará de que en esta época hayamos tenido estas discusiones. Y
se asombrará porque ya ellos lo habrán superado.
Esto ocurrirá como ha
ocurrido que nos asombre y horrorice la esclavitud, la expulsión de los judíos,
la Inquisición, la pena de muerte…
Todas estas ideas mías ya
están más que dichas y mejor expresadas que las mía. Sin ir más lejos, uno de
los últimos libros que he leído, en una de sus partes toca este tema. Me sentí
feliz cuando lo leí:
“Los desorientados” de
Amin Maalouf
El que habla lo llama “blind
spot” , “punto ciego” Dice:
“[…] Vemos cosas que nuestros antepasados no veían;
pero había cosas que sí veían y nosotros ya no vemos; y, sobre todo, hay incontables
cosa que nuestros descendientes verán y que nosotros todavía no vemos, porque
nosotros también tenemos nuestros “puntos ciegos”.
[…] todas las épocas tienen sus puntos ciegos, y la
nuestra no es una excepción. Hay aspectos de la realidad que no somos capaces
de ver, y es inevitable que dentro de unos años nos digamos todos y cada uno:
“Pero, ¿cómo pude no ver eso?”.
[…] Las respuestas de los estudiantes no carecían de
interés: recuerdo una que decía que las generaciones siguientes se indignarían
seguramente al enterarse de que en nuestra época nos cargábamos a millones de
animales en los mataderos y a la mayoría de nuestros congéneres les parecía de
lo más natural […]”
Solo me resta decir que
ser vegetariana no es suficiente. Mi meta es ser vegana. Pero si ya ser
vegetariana es algo complicado, no para mí sino para los que me rodean que se
preocupan más que yo cuando salimos a tomar algo, si me hago “formalmente”
vegana les complico más la vida.
Pero TODO SE ANDARÁ.